De Ruán

Todas las semanas han de ser santas para el cristiano; pero debe serlo de una manera particular la que se llama ya por antonomasia Semana Santa. Santa por los misterios que en ella se nos recuerdan; santa por las prácticas de piedad que en ella hemos de ejercitar. Llámese también litúrgicamente Semana Mayor. Es la semana de los grandes amores del Divino Salvador hacia los hombres y de la gran ingratitud de los hombres para con Él. Sea para nosotros la semana del gran reconocimiento y correspondencia hacia un Dios que, movido por su infinito amor, quiso hacerse Hombre y derramar toda su Sangre para bien nuestro. No se nos pasen estos días sin hacer algún especial obsequio a Jesús, y no olvidemos a su Santísima Madre por lo que ella contribuyó con sus dolores a nuestra redención.